El otro día leí la noticia de que el abogado del grupo Pony Bravo había escrito una carta a la SGAE solicitándole al nuevo director tener una reunión al respecto de un hecho, una vez más, polémico y llamativo: la Sociedad General de Autores se apropia de dinero generado por canciones de artistas que gestionan sus derechos mediante Creative Commons, una práctica a todas luces fraudulenta pero amparada por la ley. En esta página de la revista Spiral de 1996, firmada por Joako, se entrevistó a un tal Carlos López -por entonces empleado en el departamento de comunicación de la sociedad- que intenta argumentar y justificar un gestión siempre oscura, con un puñado de frases lapidarias.
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