Este es el editorial de un Quim Casas disconforme, harto de los juegos de Lou Reed con la prensa, con sus seguidores y con su mismísima mitología. En la época, a Reed le había dado por ningunear su trabajo fechado antes de 1989 y presentaba el último bloque (Magic and Loss) de una trilogía que para Casas se estaba apreciando con excesiva reverencia intelectual. ¿Qué achacarle a Lou Reed? Si hasta David Bowie se marcó un farol diciendo que en la gira de 1990 tocaría su repertorio antiguo por última vez. En 1992, el fundador de The Velvet Underground se había empecinado en que le reconocieran como escritor por encima de todo, y para resolver cómo valora el caso Quim casas, a leer.
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