Nunca fui un seguidor de Smashing Pumpkins; siendo honestos: grabé videoclips suyos de Sputnik, grabé también sus conciertos en el Museo de Guggenheim y para Los Conciertos de Radio 3, y me compré Mellon Collie and the Infinite Sadness y el single Zero en su día (que tenía una cara b normalita que a mí me gustaba mucho, 'Pennies'). Pero la voz aguileña de Billy Corgan siempre me pareció más bien irritante, y ya no digo el personaje una vez se empezó a destapar más ante los medios como tal. Es así, no es por renegar de algo que no parece guay; seguro que me gustan cosas mucho peores, pero me gustan.
David S. Mordoh le entrevistó en plena gira del que siempre se ha considerado su disco más especial, Siamese Dream, en todo caso el que le dio un empujón a su popularidad. Mordoh está entusiasmado y de Corgan ya podemos apreciar atisbos del ego que explotaría pelín más tarde con descaro.
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