Aprovechando la aparición del que era el primer disco póstumo de Nirvana, Unplugged in New York -calentito para las navidades de 1994-, Jordi Bianciotto aprovechaba para revisarlo por encima pero, sobre todo, para dar cuenta de su primera y última conversación con Kurt Cobain el verano de 1993 y de la curiosidad morbosa que había despertado la anécdota entre sus colegas cuando se le encargó tal tarea (momento del texto en el que el autor se pone, para qué negarlo, repelente, aunque la intención final sea precisamente destacar que no tuvo nada de especial).
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