Tres bandas que han tenido momentos disfrutables (aunque muchos no lo admitan abiertamente) y que habitualmente han sido miradas con desdén y escepticismo: The Cranberries visitaban Barcelona por primera vez, cabalgando en lo alto de la ola de éxito a la que les subió la oportun(ist)a distorsión de "Zombie", desde luego una anomalía dentro de No Need to Argue, pero la diva Dolores O'Riordan no inmutó a Gerardo Sanz. Mejor suerte tuvieron Veruca Salt y Drugstore bajo la pluma de Xavier Cervantes; las primeras, siempre unas segundonas en su recreación del rock de guitarras de The Breeders-vía-riffs-hard-rock (y de las que puedo saber ahora que eran bastante ridículas -ticks rockeros; no, ticks heavy metal- sobre las tablas gracias a la era Youtube), le parecieron lo suficientemente eficientes en directo. Los segundos, también relegados a la segunda división por unas similitudes con Mazzy Star que yo nunca he creído que fueran tan acusadas, también le merecieron el aprobado. Las fotos las hizo Juan Sala.
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