Interesante editorial escrito por Andrés Rodríguez en el que podemos leer en qué trifulcas andaban metidos la SGAE, las compañías discográficas y las emisoras de radio a finales de los ochenta. Se sacaron de la manga un impuesto por cada vez que se programaba un disco en una emisora que luego vieron que no podían controlar absolutamente, así que inventaron uno de sus famosos "cánones": cobrar un tanto por ciento del total de la facturación por publicidad de cada emisora que programara esos discos. Las privadas se negaron y se agravaron los problemas. Para entender las contradicciones y las desfachateces, para saber cómo se "solucionó", os recomiendo la lectura de esta pequeña pieza.
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