Si algo ha tenido Radio 3 durante todos estos años que ha estado emitiendo, quizás más que cualquier otra emisora (puede que así me lo parezca porque es la que más me toca de cerca, la única que he seguido de manera constante desde hace casi quince años), han sido épocas de cambios polémicos para su audiencia (esto sigue ocurriendo aún; hay que agarrarse ante cosas como el despido de Juan de Pablos de hace unos meses) y baches, baches en los que se iba despojando poco a poco del espíritu de emisora libre, plural y joven que la caracterizó (sobre todo) en los setenta y los ochenta.
Gerardo Sanz reflexiona en este editorial sobre uno de esos momentos de desencanto e incertidumbre sobre su futuro, palabras de marzo de 1994 que suenan aún más duras de lo que serían ante la pretensión de convertir la emisora en mera radio-fórmula, algo que no llegó a ocurrir.
La ilustración es de Miquel Zueras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario