Nueva York, centro de tantas cosas y en este caso paisaje en el que tuvieron lugar tres espectáculos que a finales de 1989 no pasaron por España, a cual más arty. Natalia Izard tuvo el privilegio de asistir a todos para explicarlo: para saber por qué Sting, rodeado de profesionales de Broadway en la obra 3 Penny Opera -con música original de Kurt Weill-, le pareció un soso que no estaba a la altura; cómo Laurie Anderson le convenció con un Empty Places que simplificaba las formas y se acercaba más a su audiencia; y por qué se emocionó inevitablemente con la pareja John Cale-Lou Reed en su homenaje a Warhol Songs For Drella (que reunía a los viejos amigos por primera vez desde los tiempos de The Velvet Underground), basta con hacer click.
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